No acabamos de comprender que las armas, las balaceras alimentan el miedo en las familias, las venganzas hacen mal a la sociedad, ofuscan la mente y corazón de los hombres. La guerra y la violencia no conducen a solucionar problemas.
Rogamos insistentemente al Señor por la conversión de los que se han olvidado que somos hermanos y siguen el camino de la violencia. Que no haya más un Caín que asesina a su hermano Abel. Invitamos a todos a la reconciliación. Que la pregunta implacable de Dios resuene en nuestros oídos: “¿Caín, dónde está Abel tu hermano?”.
Repetimos lo que dijimos los Obispos de México en nuestro Mensaje de noviembre pasado. “¡¡Basta ya!! No queremos más sangre. No queremos más muertes. No queremos más desaparecidos. No queremos más dolor ni más vergüenza. Compartimos como mexicanos la pena y el sufrimiento de las familias cuyos hijos están muertos o desaparecidos”.
Nuestras condolencias a las familias de los que murieron, oremos por todos los que han muerto víctimas a causa de la violencia.
Recordemos que el Señor es nuestra paz y que la paz es tarea de todos. “Cristo ha unificado todo en Sí: cielo y tierra, Dios y hombre, tiempo y eternidad, carne y espíritu, persona y sociedad. La señal de esta unidad y reconciliación de todo en Sí es la paz. Cristo «es nuestra paz».” (Papa Francisco).
Madre de Guadalupe, reconcílianos, queremos la paz. Somos hermanos.
† Alberto Suárez Inda,
Arzobispo de Morelia
† Miguel Patiño Velázquez, MSF.,
Administrador Apostólico de Apatzingán
† Armando Antonio Ortiz Aguirre,
Obispo de Cd. Lázaro Cárdenas
† Gerardo Díaz Vázquez,
Obispo de Tacámbaro
† Javier Navarro Rodríguez,
Obispo de Zamora
Morelia, Mich., 18 de diciembre de 2014.
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